El cantante afronta con Uróboros su nueva etapa poniendo tierra de por medio sobre su salida de la banda madrileña: «Ya no estaba motivado y una banda como Mago se merece un mejor cantante»
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Jose Andrea, en una imagen promocional. |
Tiene claroJosé Andreaque la fe se construye soñando, pero que hay que trabajársela. Ahora, al frente de Uróboros, vuelve a la adolescencia, «a esa imparable ilusión con la que te metías en los mas descabellados líos tan sólo amparado en la fe en ti mismo, pero ahora cuento con el apoyo de una banda increíble, que es la que me ha dado esa fe, esa ilusión», según reconoce a este diario.
Curioso nombre para una banda, la serpiente que se engulle su propia cola, todo un guiño pero no por lo que uno puede llegar a pensar: «Me di cuenta de que, prácticamente, he vuelto a donde estaba antes de Mago». Para ello, cuenta con temas que «tenía en el recuerdo» y que ha rescatado de hace 16-18 años porque, en esta nueva etapa, tiene claro algo; «no quiero nada que no sea mío».
«Uróboros simboliza el ciclo sin fin, todo empieza y acaba, y vuelve a empezar donde acabó, es el concepto de que nada es eterno y todo, tarde o temprano, regresa a su origen. Me encantó la idea porque realmente he vuelto a mis orígenes más blues-rock», explica. «Un poco de progresivo, es indefinible, hay que escucharlo y si soy sincero, es un disco de tres escuchas, donde ahí descubres su riqueza y brillantez». Ese es el manto que cubre la música de la banda, forjada a base de pasión, sentimiento, alma y autenticidad. «Es lo que me pedía mi alma desde hace bastante tiempo, pero soy un necio y no la escuchaba...».
Para ello, contará con la inestimable ayuda de amigos -de Mago de Oz- como el teclista Sergio Cisneros «Kiskilla» y Pedro Díaz (bajista), que se encuentran ultimando lo que será este nuevo trabajo, que verá la luz en marzo, y cuya aspiración también ha cambiado. Así lo refleja en una canción de este disco, «Ya no me importa hacerme millonario», porque, ahora, este nuevo capítulo tiene otros visos: «Pasarlo bien de gira y transmitir al público ese buen rollo, sin presión, carretera y manta, risas y buen rollazo».