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La banda de la brujita acaba de comenzar, en los estudios Cube de Madrid y bajo la batuta de Alberto Seara, la grabación de su nuevo álbum de estudio, cuya salida a la venta está prevista para el 21 de octubre octubre. ‘Ilussia’ será su título, un apelativo que encaja a la perfección en las canciones que pudimos escuchar en exclusiva aún en su versión maquetera y con todo el camino por recorrer hasta adquirir, a finales de este verano, su forma definitiva, incluyendo unas letras que están por escribir casi en su totalidad. Ilusionan y mucho los seis cortes escuchados que, con una producción fantástica ya en su formato de pre-producción, rebosan de lo más importante que no puede perder de vista una banda de su talla que aspira a seguir en la cresta de la ola: la inspiración. Desde el principio se percibe una ausencia absoluta de artificio, nada suena, por lo general, forzado ni premeditado, sino que la naturalidad y la frescura son la tónica en unos temas que gozan, cada uno, de su propia idiosincrasia. Comentaba Txus Di Fellatio que se trata de un álbum más cercano a la elaboración de los ‘Gaia’, si bien no pierde de vista la predominancia más desenfadada de su predecesor, en el que, no obstante, se volvieron a reivindicar compositivamente.
Mucho le tiran al baterista nacido en Bilbao los discos conceptuales y en ‘Ilussia’ se aborda una historia en sí misma acerca de dos niños que se encuentran un circo maldito en medio del bosque. En torno a este núcleo temático girarán pues las letras que, en cualquier caso, volverán a desprender emotividad, como pudimos atisbar en las partes que ya estaban escritas. Es el alma máter del grupo quien nos recibe, junto con el productor, en los estudios en los que ya ha comenzado a grabar las baterías definitivas, después de haber hablado con este redactor de la ilusión que le suscita esta nueva obra. Ilusión, otro de los ingredientes fundamentales para mantenerse en lo alto.
Hasta seis canciones, una más de lo previsto inicialmente, nos exhibe Txus en el estudio, de modo que vayamos desgranándolas una a una:
1- “Pensatorium”: “El disco empieza así, sin intro ni nada” – comenta el batería mientras el sosegado inicio folk de la canción echa a andar. Poco dura la calma, pues enseguida se desata un pasaje sinfónico que recuerda a Within Temptation, faceta más explotada en este trabajo que nunca antes. Tras la magnanimidad orquestal, el tema vuelve a dar un giro para situarse en el power metal más luminoso y veloz, muy al estilo de “El Libro de las Sombras”. No faltan melodías por doquier en un tema que aunque redondo tiene sus variantes y sus ramificaciones y, por supuesto, acude también fiel a su cita el componente accesible y pegadizo inherente de Mägo de Oz. La temática de la letra, una de las pocas que tienen perfiladas aunque no definitivas, es eminentemente personal y amorosa. Mención aparte merece el sobresaliente trabajo de Patricia Tapia, que canta un fragmento del tema con un lirismo y unos tonos nunca antes escuchados en la banda, ni siquiera en aquel “Für Immer” en la que la cantante también subía muchísimo. No podemos, tampoco, pasar por alto el excelente trabajo llevado a cabo, tanto en este tema como en el resto, del gran Javi Díez, cuyos teclados deslumbran y cuyos sintetizadores recuerdan, en más de una ocasión, al sonido peculiar de Emerson, Lake & Palmer.
2- Sin título: Se trata, según aclaró Txus en primera instancia, de un posible single debido a su naturaleza “comercial, muy a lo Helloween”. No en vano, tanto las líneas de voz (no hay letra aún) como las melodías instrumentales son realmente alegres y vivaces, hechas por y para crear un ambiente de lo más festivo. Se trata de la canción más desenfadada que pudimos escuchar.
3- Sin título: La llaman “la de las gaitas” y la conciben como otro posible single, aunque su desarrollo transita por vericuetos estilísticos diferentes de los de su predecesora. Las gaitas con protagonistas en la melodía inicial aunque el tema pronto se adentra en terrenos de un hard rock melódico en el que se mueven cada vez más cómodos y en el que, por cierto, tiene muy buen encaje el lirismo del inglés. No en vano, la letra preliminar está en un inglés “wachi-wachi” (es decir, sin coherencia cuando uno se fija pero persiguiendo esa sonoridad), lo cual viene a demostrar que será de una gran efectividad cuando el disco en inglés vea la luz, probablemente en 2015 (no es seguro que salga, pero casi). La letra en castellano, lengua con la que publicarán inicialmente el disco como es habitual, es una incógnita. De nuevo hay que poner de relieve el gancho irresistible del estribillo en un tema que, con todo, es innovador en la discografía de Mägo y en el que reluce el cuarteto de cuerda que enriquece diversas canciones del álbum, otro elemento que nadie pasará por alto.
4- “Ilussia”: Es la canción más larga y también elaborada del disco. Sus ocho minutos, que pueden llegar a ser más al final de la grabación, rebosan lucidez y vivacidad melódica, y su estribillo resulta omnipresente, sobre todo en la primera mitad del tema. Por alguna razón, al escucharlo se me vinieron a la mente los alemanes Axxis. El prolongado, exuberante e imprevisible pasaje instrumental del tema es otra muestra más de que la creatividad del grupo sigue en cotas álgidas. Una vez más, el metal sinfónico vuelve a hacer acto de presencia como nunca antes y, además de unos pomposos coros rodeados de orquestaciones, hay una parte de soprano que, aunque en la pre-producción es cantada con solvencia por Patricia, será grabada por Pilar Jurado, en calidad de artista invitada. A estas alturas del disco, uno advierte de que la sección folk de Mohamed (violín) y Josema (flauta) está más mimetizada con las canciones que otras veces, quiero decir, no goza de tantos pasajes en los que el protagonismo sea absolutamente suyo.
5- Sin título: Su comienzo recuerda al aire hímnico de muchas canciones de Manowar, pero resulta engañoso, pues enseguida el folk empuña, ahora sí, la batuta. Recuerda a canciones como “La Danza del Fuego” o “La Posada de los Muertos” y es, quizá, la menos novedosa de todas. Puro Mägo de Oz, con eficacia y melodías que se quedan grabadas a la primera.
6- Sin título: No íbamos a escucharla pero Txus, convencido como el que más de las virtudes de sus nuevas criaturas, no se resistió a hacer sonar, casi a punto de irnos, este inspiradísimo y formidable medio tiempo, sin duda de lo mejor de la presente etapa de Mägo de Oz. Con aires muy americanos, el tema se acerca, más que nunca, al hard rock melódico de bandas como Mr. Big, si bien en la estrofa se asemejan más a otras como Pearl Jam. Se trata, además, de una de las pocas canciones en las que ni la flauta ni el violín suenan en ningún momento, pues quizá su inclusión habría resultado forzada. Lo que sí vuelve a adquirir relevancia es el cuarteto de cuerda, abrillantando una emotividad que empapa cada segundo de una canción sensacional. Volvemos a escucharla en “inglés”, lengua para la que parece que ha sido compuesta, aunque seguro que en castellano no pierde una garra verdaderamente sublime.